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miércoles, 5 de julio de 2017

Vuelan palos y vidrios rotos, sin quebrantar corazones ni convicciones

Publicado por REALIDADALALUZ el 5 JULIO, 2017

LA ASOCIACIÓN DE FAMILIARES DE DETENIDOS DESAPARECIDOS, PRESOS POLÍTICOS Y VÍCTIMAS DE GENOCIDIO (AFADEVIG) CONVOCÓ A UNA VIGILIA A INICIOS DE JULIO, EN EL FRONTIS DEL MINISTERIO PÚBLICO EN LIMA. DESDE HACE 31 AÑOS RECLAMAN LOS RESTOS DE SUS FAMILIARES ASESINADOS EN LOS PENALES DE EL FRONTÓN, LURIGANCHO Y CALLAO OCURRIDO EL 18 Y 19 DE JUNIO DE 1986. AQUEL HECHO FUE EL MÁS GRANDE GENOCIDIO PERPETRADO Y DIRIGIDO POR EL PRESIDENTE DE TURNO ALÁN GARCÍA PÉREZ.


Son casi las seis de la tarde, en la calle hace mucho ruido y el tumulto de gente va y viene. Los familiares y amigos llegan al lugar con buen ánimo, a pesar del frío de la tarde. En un marco de protesta pacífica y organizada cada uno cumple una función. Unos entregan volantes mientras conversan con la gente que pasa y pregunta sobre la concentración; otros controlan el parlante, levantan en alto las fotos de sus muertos y los carteles con las consignas, algunas con las pancartas donde figura la lista de los nombres de aquellos que perecieron en el genocidio

Candelabros de vidrio con velas blancas están colocados a lo largo y ancho de los escalones del frontis. A medida que cae la noche son esas luces las únicas que siguen alumbrando.

Niños, jóvenes, personas adultas mayores, hombres, mujeres, todos unidos por una misma causa. A lo largo de los años convirtieron su dolor en fortaleza, en esa fuerza que les dejaron sus seres queridos. Ellos exigen poder enterrar a sus muertos y honrarles de acuerdo con sus creencias, aunque es algo que les niegan después de tantos años.

La vigilia empieza y ningún medio de comunicación cubre la concentración. Estas protestas son ignoradas o tergiversadas por los medios de la derecha. Si lo hacen lo difunden como “apología al terrorismo” y siempre minimizan los actos de represión cometidos en contra de los familiares de subversivos que murieron durante la guerra interna en el Perú.


A viva voz gritan consignas que el ruido de la calle no aminora. Exigen, fuerte y claro, que les entreguen los restos de sus familiares que se encuentran en cajas de cartón dentro de la Fiscalía, y más aún, de aquellos que siguen desaparecidos, El Estado peruano los mantiene a la espera, en una tortura prolongada. Reclaman, además, la “no a la demolición de los nichos de nuestros familiares” construidos el año pasado, donde solo están enterrados ocho de los prisioneros muertos en los penales, cuando fueron casi 300. Un lugar que ha sido estigmatizado y que el Estado tilda de “apología al terrorismo”, como si sepultar fuera amenazante para la sociedad. Durante el plantón, los familiares denuncian la persecución política que existe en el Perú. Ser comunista, marxista, leninista, maoísta es condenable a los ojos del Estado. Pensar libremente como dice la Constitución es letra muerta, por eso hay tantos presos políticos que siguen bregando por su libertad.


Entre gritos de protesta, música y palmas de los familiares llegó la represión. Como si se tratara de delincuentes el lugar se llenó de policías, uno a uno aparecieron los efectivos, un aproximado de sesenta de la Unidad de Seguridad del Estado (USE). Entre las canciones de “Samba de mi esperanza”, “A mi Manera”, “Mujer” y otras melodías alusivas, dijeron esto es un acto de apología al terrorismo, rodearon a los manifestantes y los empujaron para que bajen de las escaleras, rompieron los candelabros y apagaron las velas con sus palos. En ese momento todo se hostilizó sin importar que hubiera niños y adultos mayores. Golpearon a los jóvenes que les increpaban su comportamiento y su forma de proceder y que les pedían respetar a los familiares, pero todo fue en vano. El Estado cada vez más reaccionario impone sus leyes dirigidas para acallar a las voces del pueblo. A eso sirve la modificación de la Ley de apología al terrorismo, ley mordaza que pretende impedir cualquier tipo de reclamo que atente contra el régimen establecido o se diga que lo ocurrido en el Perú durante la década de los 80 fue una guerra.


“hemos estado en la vigilia, hemos estado parados han llegado y me han empujado, me he parado en la vereda y han seguido empujándome, ¡eso no es justo! La calle no es de ellos, la calle es para todos”

En medio del forcejeo la policía detuvo a uno de los manifestantes que se solidarizaba con los familiares. Sin justificación alguna, lo golpearon duramente, rebuscaron sus bolsillos y lo llevaron detenido.

Los presentes reclamaron al ver la injusticia cometida y fueron hacia la comisaría. Además, dieron una pequeña conferencia de prensa en la cual denunciaron los hechos y exigieron la libertad inmediata de Isidro Orlando Cárdenas Huayhua ya que la acusación de apología no estaba fundamentada. El joven detenido hubiera podido permanecer retenido hasta 48 horas, con la actual modificación de la ley y en caso de que fuera acusado de apología, hasta quince días. Al término de la nota pudo ser liberado.



En la conferencia, habló, una madre que todavía espera saber dónde están los restos de su hijo que sigue desaparecido. Ella denunció que fue empujada vilmente por la policía en las escaleras del Ministerio Público, a pesar de su condición de adulto mayor: “hemos estado en la vigilia, hemos estado parados han llegado y me han empujado, me he parado en la vereda y han seguido empujándome, ¡eso no es justo! La calle no es de ellos, la calle es para todos”. Otro familiar manifestó: “tenemos derecho a enterrar a nuestros muertos ¿hasta cuándo esa venganza y odio frente a los familiares?, no somos terroristas como lo plantean” ¿Hasta cuándo temer ser reprimidos, hasta cuándo detenidos?, ellos han matado a nuestros familiares, demolidos y asesinados, ahora nuevamente quieren demoler los nichos que hemos construido con tanto sacrificio y legalmente, y ahora el Estado plantea demolerlos” continuó diciendo “nosotros los familiares no vamos a parar hasta que nos entreguen los restos” “vamos a seguir reclamando para darles una digna sepultura” culminó.

En sus consignas exigían “basta de odio y venganza”. Para ellos es primordial resolver los problemas derivados de la guerra que terminó hace 25 años, pero todavía se habla de la misma satanizándola y con una visión inquisitorial. Lo que piden es “Amnistía General y Reconciliación Nacional” fundamental para que la sociedad se una, terminar con un país dividido y pasar a otro momento de la historia, llegar al Bicentenario reconciliados. Cesar con juicios eternos y que salgan en libertad aquellos luchadores sociales que purgan largas condenas, como cadenas perpetuas en aislamiento absoluto. También policías y militares que se encuentran en la misma situación.

Así terminó la vigilia entre palos y vidrios rotos, esos palos que no quebrantan corazones, esos vidrios rotos que no quiebran convicciones. Ellos seguirán reafirmándose en su lucha con la mirada y esperanza puestas en un mañana mejor dónde podrán enterrar, honrar y recordar siempre a sus seres queridos.


“tenemos derecho a enterrar a nuestros muertos ¿hasta cuándo esa venganza y odio frente a los familiares?, no somos terroristas como lo plantean”

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